diumenge, 18 de març del 2012

Kill Kony!

No, no es la nueva película de Tarantino. ¿Cómo es posible que no sepa de qué estoy hablándole, apreciado o apreciada lectora? ¿No forma parte usted de los más de cien millones de almas que han visto la última sensación en comunicación de masas? Échele un vistazo, para que pueda usted contextualizarse, por favor.





Más allá de la alarmante simplificación que hace de una cuestión tan delicada como la de los niños soldados y cómo erradicarlo, hay otras cosas que dan más que pensar todavía. 
Debe de ser la primera vez que veo una ONG pidiendo o alegrándose por una intervención militar decretada por el Congreso estadounidense. Intervención que además la han solicitado ellos expresamente, lo que habla de su poder de influencia entre bambalinas, poca broma. 


No sé si el 20 de abril las calles de medio mundo se llenarán con el merchandising hábilmente distribuido  (por cierto, empieza a haber problemas de desabastecimiento, según se denuncia en Facebook), pero es innegable que han dado el clavo a nivel comunicativo, no se ve un video, por muy viral que sea, cien millones de veces en una semana muy a menudo. Le dan una vuelta a la utilización de la figura infantil como reclamo (¡qué miedo el hijo del director, me parece el más peligroso de todos!), consiguen focalizar toda la acción en un objetivo muy concreto pero suficientemente importante (¿qué es eso de construir un orfanato en medio de la selva? Si nos ponemos, que sea para cambiar la historia), incluso crean un personaje, un nuevo villano, a la altura de Lex Lutor o Bin Laden, con suficiente caché para hacerse activista por un rato.


¿Quién puede negarse a hacer algo que te piden 100 millones de individuos? El poder de Internet y de las redes sociales era evidente, pero esta nueva entrega lo demuestra de manera insultante. Envuelto en este halo de justicia social, de ilusión colectiva, cobra una legitimidad incuestionable que le peguen urgentemente un tiro a Kony, sin mediar más palabras. ¿Cómo no se nos había ocurrido antes que así se iba a solucionar todo? 


Amigo espectador, compruebe que su vecino no es documentalista aficionado o mire cómo puede acabar la cosa.